
Los precios de la vivienda en varios países no han caído como se esperaba, y existen varios factores que están influyendo en esta sorprendente resiliencia del mercado inmobiliario.
En primer lugar, la migración récord en los países ricos está respaldando la demanda de viviendas. En Australia, por ejemplo, la migración neta se ha duplicado en comparación con los niveles previos a la pandemia, lo que impulsa el mercado inmobiliario. Cada 100,000 migrantes netos en Australia se estima que aumentan los precios de la vivienda en un 1%. En lugares como Londres, los alquileres de nuevos inquilinos han aumentado un 16% el año pasado, ya que la ciudad sigue siendo el primer puerto de escala para muchos recién llegados.
En segundo lugar, las finanzas familiares sólidas desempeñan un papel importante en la resiliencia del mercado inmobiliario. Durante el auge de la vivienda, las regulaciones hipotecarias posteriores a la crisis excluyeron a compradores menos solventes, lo que resultó en una base de compradores más sólida compuesta principalmente por personas con mejores finanzas. En países como Estados Unidos, el puntaje promedio de crédito de los deudores hipotecarios ha mejorado significativamente en los últimos años, lo que indica un mayor nivel de solvencia. Además, muchos prestatarios han asegurado tasas de interés bajas en el pasado, lo que les permite manejar pagos hipotecarios más altos.
El tercer factor son las preferencias cambiantes de las personas. Durante la pandemia, muchas personas experimentaron cambios en sus deseos, como la necesidad de tener una oficina en casa o una casa en lugar de un apartamento. La investigación sugiere que estos cambios en las preferencias explican aproximadamente la mitad del crecimiento de los precios de la vivienda en países como Gran Bretaña. Además, el tamaño promedio de los hogares se ha reducido en muchos países, lo que sugiere una menor disposición a compartir viviendas. Además, en momentos de mayor inflación, muchas personas ven la inversión en activos físicos, como propiedades, como una forma de proteger su valor en términos reales.
Aunque existe la posibilidad de que la crisis inmobiliaria se retrase, hay razones para creer que lo peor ya ha pasado. La confianza del consumidor en los países ricos está en aumento, y los hogares aún tienen ahorros excedentes acumulados durante la pandemia. Además, la escasez estructural de viviendas significa que siempre habrá demanda en el mercado. Aunque los precios de la vivienda han bajado ligeramente en comparación con sus máximos anteriores, siguen estando por encima de los niveles de 2019.
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